11 de noviembre 2018 Aún no sé cómo lo he hecho pero aquí me encuentro en un parking del centro de Chefchaouen. A diferencia de Tetuán, Chefchaouen tiene pocos elementos europeos y efectivamente, como ya me habían avisado, una vez que empiezas a callejear por sus calles es muy fácil encontrar las preciosas fachadas azules de las casas por todas partes. Afortunadamente, el banco francés que buscaba se encuentra en una plaza del centro a unos cinco minutos de donde he aparcado. Miro el móvil: doce llamadas de Marina. Le mando un mensaje rápido para que no se inquiete y salgo del coche. “¿Puedo ir contigo?” Me giro sobresaltada y veo a Naila, la niña a la que había ayudado esta mañana en clase, saliendo de la puerta trasera del coche. “Pero, ¿tú qué haces aquí?” “Estaba durmiendo atrás en el coche y luego como estabas tan enfadada no quería decir nada. Mi papá me estará buscando y te va a caer una bronca.” “ Shit ” “¿Shit? ¿Qué es?” “Nada, nada. Es una forma de dec...