Una vez fui una extraña en tierras anglosajonas. A este paso, alguna vez seré una extraña en mi propia tierra. Sin embargo, por ahora siento Andalucía cada día. Lo siento cuando hablo inglés en ese acento tan fuerte. Lo siento cuando veo que el aceite que compro es amarillo y no dorado. Lo siento cuando oigo un “illo” por la calle de compras. Lo siento cuando me piden cocinar tortilla de patatas o enseñar sevillanas. Lo siento cuando hay un rayo de sol en el cielo o simplemente cuando está despejado. Nadie puede negar que de dónde eres marca en cierto modo quién eres. Hoy al leer un mensaje en Facebook me he acordado de todos los días de Andalucía en el colegio, comiendo pan con tomate, pintándonos la cara, jugando a entrevistar a otros niños, cantando el himno. Y es que esos días en el colegio eran los mejores. En todos los lugares hay cosas buenas y malas. Alguna gente se aferra a lo negativo, yo prefiero quedarme con lo positivo e intentar cambiar lo negativo. Así que l...