El otro día se me perdió un guante . Sé que los tenía puestos en el camino para ir al colegio, pero a la vuelta no me los puse, se quedaron en los bolsillos del abrigo. Pues bien, cuando llegué a casa sólo tenía un guante y pensé “se te ha caído al suelo y lo has perdido para siempre”. Al día siguiente entré en una tienda porque con el frío que hace no se puede estar sin guantes. Sin embargo, no pude comprar nada porque mi empanamiento es tan grande que ni tenía dinero suelto ni tenía conmigo la tarjeta de crédito. Así que me fui. Casualidades de la vida, dos días más tarde un compañero me lo trajo (mojado y con mal aspecto, pero era mi guante). Al parecer estaba tirado al lado de la acera en una calle cercana a la boca de metro. Así que así es la vida. Este es un ejemplo tonto pero para la próxima vez miraré más de cerca, tendré más cuidado y seré menos impaciente. Al fin y al cabo estas son buenas pautas para cualquier aspecto de la vida. Aparte de eso esta seman...